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La última jornada del Tercer Parlamento de Mujeres Indígenas estuvo dedicada a la «violencia de las niñas y mujeres en las comunidades»


El Tercer Parlamento de Mujeres y Diversidades Indígenas que se realizó hasta este miércoles en Chicoana, provincia de Salta, acordó acciones de urgencia contra la violencia de género racista y presentará el viernes 3 de junio, sumándose a las movilizaciones del “Ni una menos”, un «exigitorio» al Estado argentino para terminar con las violaciones de niñas, mujeres y diversidades indígenas.


 

Luego de tres largas jornadas de intercambios, unas 250 mujeres provenientes de 21 naciones y pueblos indígenas decidieron por consenso tomar una serie de medidas orientadas a poner fin a las prácticas abusivas y violentas con motivos de género y discriminación, que calificaron de “coloniales”.

La última jornada completa del Tercer Parlamento de Mujeres y Diversidades Indígenas estuvo dedicada a hablar del “chineo” y los tipos de violencias que sufren las niñas y mujeres en las comunidades, temas muchas veces silenciados y difíciles de expresar con palabras. Por eso se decidió trabajar primero en seis grupos, donde las mujeres pudieran exponer sus problemáticas y experiencias en espacios más reducidos, para luego llevar las conclusiones a una plenaria con todas las participantes.

Allí apareció el dolor profundo, el llanto, la rabia, la impotencia. En uno de los grupos «surgió que la mayoría de las mujeres de las que estábamos allí habían sido violadas de niñas». Muchas de ellas contaron los abusos que sufrieron por parte de hombres blancos y también por otros de sus comunidades y en el interior de sus propias familias.

Hablaron de las dificultades que atraviesan las niñas para llegar hasta las escuelas que están alejadas de las comunidades y muchas veces no tienen otra forma de acceder que caminar largos trayectos para ir a estudiar. “Desde lejos vienen a la escuela, las agarran, las llevan, las violan, las matan”, denunció una mujer guaraní.

Durante los intercambios grupales, recordaron el caso de la maestra Evelia Murillo, que fue asesinada el 3 de octubre de 2014 en la escuela-albergue de la misión wichi El Bodabal, en el norte salteño, por defender a una joven de un violador, quien terminó matando a la docente de un disparo de escopeta en el pecho.

También denunciaron las complicidades que se dan muchas veces al interior de las comunidades, donde hombres indígenas, incluso dentro de las mismas familias, abusan de las niñas y jóvenes, sin que estos casos salgan a la luz. “No queremos más encubridores y encubridoras, porque a veces es el longo o el cacique (autoridades indígenas) y no lo queremos exponer”, alertó una hermana mapuche.

“Necesitamos hablar de violencia sexual en nuestras comunidades”, reflexionó una travesti trans indígena, quien aseguró que “esta batalla contra la violencia es contra la violencia sexual”, a lo que otra agregó que “es violencia sexual pero también violencia racista”.

“En los cuatro puntos cardinales sufrimos discriminación, violación, robo de niños”, sentenció por su parte una mujer kolla que propuso una serie de acciones para visibilizar las problemáticas y pidió trabajar para “salvar a nuestras hijas y las próximas generaciones”.

Finalmente, todas las mujeres y diversidades participantes del encuentro coincidieron en la importancia de trabajar juntas para condenar los diferentes tipos de violencias que sufren y tomar acciones colectivas en este sentido, entre ellas la campaña #BastadeChineo.

 

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