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A cinco años de la prisión política de Milagro Sala, como sociedad tengamos Dignidad & Conciencia

A cinco años de la prisión política de la dirigente social Milagro Sala, mi análisis donde sostengo que dignidad & conciencia son nuestros mejores aliados. Muchos coincidirán que ya no hay grieta en Argentina, que es lo más parecido a un abismo moral.


   Por Oscar Dufour | (*)

A comienzos de Diciembre de 2016, la CIDH urgió al entonces Gobierno del Presidente Macri a que libere inmediatamente a la dirigente social Milagro Sala, a quien califico una vez más desde este editorial de Presa Política, cuya detención es considerada “arbitraria” también por organizaciones internacionales de DDHH. Allí se había presentado el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) para pedir una medida cautelar.

Como rápido ejercicio de memoria, voy a volver a sostener lo que tantas y tantas veces realizara durante la gestión de la administración del Presidente Macri, refutando las salvajes represiones que ejecutó su nefasto gobierno: la protesta es un ejercicio legítimo de la libertad de expresión que debe ser facilitado, y no sujeto a criminalización u otras formas de represión. Este concepto claro y preciso debería ser tenido presente no sólo por la sociedad en su conjunto, sino también por quienes tengan las elevadas responsabilidades de Estado, cualquiera sea el color político que ostenten. De no ser así las democracias dejan de ser tales, se transforman en “entelequias” y no en pocos casos, dictaduras.

Como paradoja, la protesta fue la primera imputación a Milagro Sala, donde si bien una orden judicial dispuso su libertad, continuó detenida pues se le imputaron otros cargos mediante “tres burdas causas judiciales” bajo la jurisdicción de la Provincia de Jujuy, la Provincia que el Gobernador Gerardo Morales transformó en una vergüenza para la Justicia Argentina. Ante un silencio vergonzoso y cómplice por el nivel de persecución, y ante un mundo que volvió a mirar azorado como en nuestro País a casi 38 años del retorno a la democracia, se volvieron a vulnerar impunemente los derechos; lo que implica en este caso, que la condena a prisión de Sala se opone a los más elementales DDHH, las cláusulas de libertad de pensamiento, de expresión, de reunión o de asociación. Deberíamos tenerlo muy en cuenta.

Continúo sosteniendo que en una democracia no son admisibles los Presos Políticos, interpreto que Milagro Sala no es la única presa política en Argentina, aunque su caso es emblemático. Tratemos de interpretar entonces qué es lo que sucede en Jujuy con la dirigente de la Tupac, y a continuación también tratemos de entender qué significa ser un Preso Político. Despojemos nuestro análisis de todo tipo de connotación ideológica, partidaria, fanatismos extremos y matiz político provenga de donde provenga. No es tarea fácil el ejercicio, pero se puede realizar. Pocos conocen que Milagro está directamente involucrada con acciones de control para que la droga no se instale en Alto Comedero y éste, no es un dato menor.

Si logramos esto en nuestra observación, tal vez entonces podamos comenzar a transitar de la mano de la tolerancia, lejos de los odios, el camino para concientizarnos que el Preso Político es la persona encarcelada por sus convicciones y actividades de tipo político, cuyos ideales son interpretados como una forma de violencia. No la perdonaron, Milagro con una tarea inclusiva anclada en el Peronismo, incomodó al establishment con la figura de Evita, Tupac y el Che.

Un caso paradigmático es el del ex Presidente Sudafricano Nelson Mandela, con certeza el más conocido de nuestra historia contemporánea, y quiero ponerlo en mi análisis como un ejemplo de lo que significa ser un Preso Político, cuya detención por casi tres décadas, fue el resultado de procesos claramente injustos. Detengámonos aquí y tengamos muy en cuenta no en quien fue Mandela, sino en lo que hicieron con él, o mejor dicho, lo que quisieron ilegalmente hacer.

Por lo tanto, en cualquier País democrático del mundo cuando una detención es arbitraria, llámese Preso Político, cuando de “manual” se “arman” causas para ese fin -lawfare- siempre se las vinculan y relacionan con las razones políticas del gobierno de turno, cualquiera sea el fundamento o argumento “técnico-judicial” brindado por las autoridades. Con certeza, su «delito» consiste en haber desafiado con cuerpo indígena y femenino, las potestades patriarcales y conservadoras de su Provincia.

En consecuencia, tal vez sea necesario el debate jurídico sobre este concepto, Preso Político, o la discusión sobre qué es en definitiva la injusticia. Interpreto actualmente una deuda pendiente del gobierno del Presidente Alberto Fernández, en particular, del Ministerio de Justicia a cargo de Marcela Losardo. Mientras tanto, como sociedad no miremos para otro lado, confrontemos de ser necesario con pensamiento propio y no hagamos una evaluación básica sobre este tema. Tengamos como sociedad dignidad & conciencia.

Si esto no alcanza, sin importarnos el tinte partidario o ideológico -realmente restémosle importancia a ello, las “libertades” no tienen patrón- recurramos a quienes sinceramente estén comprometidos con la democracia y entiendan que siempre las sanciones ilegales e injustas, vienen envueltas de argumentos legales.

Como hace cinco años, en cuanta oportunidad personal o institucional tengo, voy a seguir sosteniendo hasta el cansancio, aunque se disgusten algunos amigos y compañeros del gobierno del Frente de Todos -mi Gobierno- que esta mujer, esa “india coya”  líder de organizaciones populares, mi compatriota Milagro Sala, es una Presa Política.

 Los que quieran oír… que oigan

(*) Oscar Dufour es escritor, periodista y ensayista Argentino. Director General de 5Minutos de Noticias y Revista Tiempo 30. Vicepresidente de la Asociación de Periodistas de Moreno – Provincia de Buenos Aires

 



 

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