Eva Perón el 28 de agosto de 1948 en el Ministerio de Trabajo anunciaba el «Decálogo de la Ancianidad» logrando que fuera incorporado en la legislación nacional. Un Derecho fundamental para la Argentina impulsado al mundo. Evita lo cambió todo.
Por Oscar Dufour | (*)
Con conciencia colectiva y social; con personalidad y organización social, nuestra amada Eva Perón selló para los tiempos que el Pueblo es dignidad y también es dignificable. A 77 años de la indeleble huella de Evita que reivindica a nuestros adultos mayores y allí brinda centralidad y fundamento para todos los derechos.
«El 28 de agosto de 1948, Evita anunció el ‘Decálogo de la Ancianidad’ que comprendía derechos de asistencia, vivienda, alimentación, vestido, cuidado de la salud física, cuidado de la salud moral, esparcimiento, trabajo, tranquilidad y respeto».
Ese día, en el Ministerio de Trabajo, Evita leyó la declaración de los «Derechos de la Ancianidad», que de inmediato puso en manos del Presidente Perón, solicitando que fuera incorporado a la legislación y a la práctica institucional de la Nación. Estos derechos fueron incluidos en la Constitución Nacional de 1949.
A partir de su puesta en vigencia, la «Fundación Eva Perón» bajo su directa tutela, construyó hogares de ancianos y obtuvo la sanción de una ley que otorgaba pensiones a los mayores de 60 años sin amparo, acompañando la gran cantidad de medidas sociales puestas en marcha por el gobierno del Presidente Juan Domingo Perón.

Evita, estratega en la construcción de los derechos de la vejez en Argentina y el mundo
Eva Perón, sensible y precursora, reconocía entonces el derecho de todas las personas a vivir una vejez libre de angustias y preocupaciones, gozosas del respeto y la consideración por parte de la Sociedad y del Estado. Fue así como Argentina se convirtió en un país pionero en cuanto al reconocimiento de los derechos de las personas mayores en el mundo. El 18 de noviembre de 1948, fueron también proclamados en la Asamblea General de las Naciones Unidas realizado en Paris. En virtud de la presentación del gobierno peronista, el resto de los países comenzó a abordar esta temática, ausente hasta ese momento.
El «Decálogo de la Ancianidad» con los derechos que finalmente fueron incluidos en la Constitución Nacional de 1949:
Derecho a la asistencia
Derecho a la vivienda
Derecho a la alimentación
Derecho al vestido
Derecho al cuidado de la ciudad física
Derecho al cuidado de la Salud Mental
Derecho al esparcimiento
Derecho al trabajo
Derecho a la expansión-tranquilidad
Derecho al respeto
El espíritu de aquel Decálogo todavía resuena profundamente en el corazón del Pueblo Peronista, reconocer a los adultos mayores como sujetos de derechos, dejando atrás el asistencialismo y la caridad, es parte del amor que Evita dejó para los tiempos. Derechos que significaron una nueva mirada sobre la vejez, no como una etapa de desamparo, sino como una parte de la vida que debía ser acompañada con dignidad y seguridad social.
El legado de Evita nos marca el camino
Nuestra amada Evita lo dejó todo por el bienestar del pueblo, también su vida porque fue la voz de los más desprotegidos, de los más vulnerables. Hoy a 77 años de la justa declaración, nos interpela ante cada reclamo y protesta de nuestros adultos mayores; ante la postal de los jubilados donde cada miércoles son golpeados por un gobierno cruel como el de Javier Milei, mientras reclaman frente al Congreso Nacional por la dignidad perdida.
Al conmemorar el «Día de la Ancianidad», convencidos de que la mayoría del pueblo no está dispuesto a resignar sus derechos y que les resultará imposible convertir a nuestra amada Patria en colonia porque pasó nuestra amada Evita, y como siempre no se equivocó: «La dignidad no es un negocio, la vida no es un mercado y la Patria no se vende«.
Los que quieran oír… que oigan
(*) Oscar Dufour es escritor, periodista y ensayista Argentino. Presidente © Grupo Agencia del Plata. Columnista de medios internacionales. Vicepresidente de la Asociación de Periodistas de Moreno – Provincia de Buenos Aires.
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